Investigador universitario estudia el movimiento Cristero en Durango y Zacatecas
Por: 4 de abril, 2016
-Aunque a baja escala, el estado de Durango y Zacatecas participaron en la Guerra Cristera que inició en 1926, y por su colindancia, Jesús Fernando Guerrero Rodríguez, adscrito al Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Juárez, desarrolla una línea para indagar a nivel regional cuáles fueron las principales fuentes de financiamiento para la compra de parque y municiones para apoyar a los movimientos cristeros de ambos estados, y la interferencia de Estados Unidos de Norteamérica para tal fin.
El investigador universitario comenta que el movimiento cristero más fuerte sucedió en los estados de Michoacán, Guanajuato y Jalisco, en Zacatecas y Durango no fue tan intenso por la extensión de sus territorios, aquí el levantamiento armado se dio principalmente al sur, donde surgieron organizaciones que soltaban fondos para apoyar a la rebelión campesina, “…el problema es complicado porque atañe a la Iglesia y al gobierno de Plutarco Elías Calles, padre del Partido Revolucionario Institucional”, comenta.
Guerrero Rodríguez puntualiza que el argumento principal de su trabajo es la interferencia del gobierno estadounidense y de otros gobiernos en el conflicto cristero que se dio en los años 1933 y 1934, “…he encontrado bastante información relacionada con los intentos que hicieron no solamente los gobiernos conservadores y, por supuesto, donde andaba José María González y Valencia, quien en aquel entonces era arzobispo auxiliar de Durango, quien dentro de su labor episcopal fue un férreo defensor de la Iglesia ante los embates del gobierno de esa época”.
González y Valencia se distinguió por conseguir apoyo económico para atraer armas a México, igual que los grupos conservadores estadounidenses, en un intento no solamente de respaldar al ejército cristero, sino en un esfuerzo por desestabilizar el régimen de Plutarco Elías Calles.
El estudioso define que lo que se conoce como movimiento Cristero comienza porque Calles hace válido el artículo 130 de la Constitución y la Iglesia dice que no va a acatar algunos de los artículos constitucionales, particularmente porque ésta no puede tener acceso a la educación, no puede haber educación religiosa en México.
Además, el Clero no podía tener propiedades, se disminuye el límite de sacerdotes por estado y región, obviamente los líderes religiosos en México no estuvieron de acuerdo y como medida de protesta, el 31 de julio de 1926 deciden cerrar las iglesias y, por supuesto, la población civil necesitaba ir a misa y se levantan en armas contra el gobierno. Había dos tendencias por parte del Clero, por un lado, le decía al pueblo que no se levantara en armas, mientras que otros arzobispos incitaban a la rebelión.
Todo aquel civil que se levantaba en armas para protestar contra el gobierno, se le consideraba cristero, pero no solamente eso, también estaban otros sectores de la sociedad que los apoyaban ideológicamente, difundiendo propaganda o consiguiendo fondos económicos, “…ya que una guerra cuesta, no había qué dejar de trabajar el campo, se tenía que producir para adquirir parque y municiones para pelear contra los federales, porque esto no era gratis”, concluyó el investigador.