Elizabeth Linden dictó conferencia sobre rituales mortuorios de cuatro etnias de Durango
Por: 9 de noviembre, 2015
-Con la premisa de incorporar a nuestra cultura actual las ceremonias y rituales que nuestros ancestros realizaban para guardar el culto hacia los muertos, la investigadora y catedrática Elizabeth Linden Bracho dictó para los alumnos de la Escuela de Pintura, Escultura y Artesanías (EPEA) de la de la Universidad Juárez del Estado de Durango, la conferencia denominada “Durango, muerte y rituales ancestrales”, donde habló de los rituales mortuorios de los Coras, Mexicaneros, Huicholes y Tepehuanos, que formaron parte de las 40 etnias que habitaron el estado.
Consideró muy interesante que no sólo los alumnos, sino también la sociedad en general, conozca los rituales de las cuatro etnias que actualmente existen en el estado de Durango, “ya que ahora son personas muy heridas, muy lastimadas, muy humilladas, los cuales son utilizados como objetos turísticos o como banderas para proselitismos políticos, pero en realidad sus vidas tienen episodios muy dolorosos y el retomar estas historias quizás pudiera repercutir en un reencuentro con nuestros hermanos que han sido tan castigados”, pronunció.
Linden Bracho es de la idea de que los jóvenes de ahora tienen que saber de la existencia de estas etnias, de lo aguerridos que fueron y que de 40 se convirtieron en cuatro y sobrevivieron a la Conquista. En principio, dijo que los Coras, una etnia pequeña, decía que sus muertos llegaban convertidos en lluvia, es decir, cuando llueve están sintiendo la presencia de sus seres queridos ya fallecidos.
Pero también celebran rituales en Semana Santa, se manchan el cuerpo como jaguares, se ponen máscaras de muerte y realizan un ritual mezclado con el catolicismo y con lo que ellos contextualizaban en su vida antigua prehispánica como celebración de la muerte, algo muy pequeño y primitivo, agregó.
En lo que toca a los Mexicaneros, la investigadora universitaria citó que a la muerte de uno de sus integrantes se manifestaban con un lenguaje de origen náhuatl, los cuales tenían un sistema de enterramiento en cavernas subterráneas, muchas de ellas bardeadas y otras olvidadas, tan así que ellos piensan que esas cavernas no les pertenecen, que no son de su gente, pero en las cuevas que están vigentes, las que tienen ancestros reconocidos están bien cuidadas.
Los Mexicaneros llevan a las cuevas lechos a los que les ponen plumas de halcón, la pluma se ata a los participantes que van a celebrar a los muertos para protegerlos y con ello hacen saber que las personas están conscientes de la muerte de uno de ellos.
Linden Bracho explicó a los alumnos que se reunieron en la sala de usos múltiples que la etnia de los Huicholes posee una amplísima tradición mortuoria, ya que tienen el concepto de que el alma se convierte en cristal y hay que traerla a la casa de los dueños del muerto; después hay que pedirle que se vaya, “algunos de nuestros ancestros también sepultaban a sus muertos en el piso de sus habitaciones”, dijo.
La expositora cerró su intervención refiriéndose a la actitud que tenían los Tepehuanos cuando moría alguna persona de su etnia. Ellos tienen rituales muy interesantes también; igual que los Huicholes, corren el alma y hacen comidas para ello, pero antes de pedirle que se vaya la tratan con mucho cariño, tienen la historia de un perro que les impide llevarla, pero hay que darle tortillas para que acceda.